La esencia del chamanismo reside en la capacidad de conectarse con la Energía Universal y dirigir su influencia hacia la armonización y crecimiento espiritual de los seres respetando los ciclos de la Madre Tierra para lograr la armonía cósmica del ser humano con su entorno.
Básicamente, representa la relación del microcosmos (ser humano) con el macrocosmos (universo) a nivel energético. Está regido por una serie de leyes espirituales y conocimiento ancestral que aún es conservado por los descendientes de este destacado pueblo de épocas remotas.
Los antiguos Incas fueron una notable y desarrollada civilización que logró un sofisticado equilibrio con La Tierra, a la cual llamaban con amor Pachamama (de la lengua Quechua, "Pacha" - Tierra o mundo y "mama" -Madre).
También comprendían la importancia vital del sol en todos los ciclos naturales y recolectaban su energía para obtener fuerzas para el trabajo diario, mantener un óptimo estado de salud y cuidar sabiamente de su ambiente. De ahí que fueron llamados “hijos del sol”.
Actualmente, podemos observar parte de las estructuras magistrales que construyó esta civilización como un testimonio de la herencia y sabiduría ancestral acumulada en esta bella región de Sudamérica. Por ejemplo, en la ciudad de Cuzco podemos encontrar impresionantes restos arqueológicos como la ciudadela de Machu Picchu, la fortaleza de Saqsaywaman, el complejo de Ollantaytambo y pueblos pintorescos como Pisaq, Calca y Yucuay, que mantienen las tradiciones de sus antepasados.